El terremoto sufrido por nuestro país el pasado sábado16 de abril, sobre todo en la región costera, nos pone sobre aviso con relación a los fenómenos
naturales, siempre imprevisibles y casi siempre trágicos por la pérdida de vidas humanas, aparte de los daños económicos, recuperables en el tiempo, sí, pero que trastocan y afectan cualesquiera planes y programas de progreso y desarrollo que haya emprendido el Estado.
Ante la cruda realidad que impone la naturaleza, toda actividad ha de dirigirse, preferencialmente, a la atención inmediata a las víctimas y, luego, a la reparación y recuperación de la infraestructura afectada, tanto de la obra pública como de las construcciones privadas, puesto que, al contrario de lo que parecen creer algunas mentes enfermas, un fenómeno natural de tan trágica violencia no hace excepciones con ninguna de las obras humanas, sean oficiales o particulares.
Ante la emergencia humana, social, ambiental y económica sufrida por el país, contrasta con esas voces negativas y mezquinas internas, la solidaridad internacional, que desde todos los ámbitos ha puesto sus ojos y sus acciones en nuestra patria, y nos ha hecho llegar no solamente sus voces de aliento y esperanza sino gran cantidad de recursos materiales que permitan atender con prontitud los requerimientos básicos de las zonas afectadas.
No se trata de que ante la tragedia sufrida por todo el país -porque una experiencia de esa magnitud a todos nos afecta seamos o no víctimas directas- cerremos los ojos a las posibles acciones erradas que puedan cometerse en el ejercicio de gobierno. Pero aprovechar una tragedia como la que hemos padecido para reforzar campañas políticas que por otros caminos carecen de argumentos válidos, no solamente es equívoco sino evidente señal de que ni siquiera el dolor de todo un país logra poner algo de límites a la intolerancia que ciertos sectores y personajes exhiben sin reato alguno frente a la tragedia que enfrenta la nación.
Desde estas páginas hacemos un llamado a la sociedad civil tanto como a las autoridades gubernamentales de todo el territorio nacional, para que, deponiendo la deplorable costumbre de aprovechar en beneficio propio las circunstancias adversas, pongamos todo nuestro esfuerzo en superar la tragedia y en lograr -más temprano que tarde- que el país recobre la tranquilidad y reemprenda el camino del futuro.
El país político, bien puede esperar un poco, en aras de la convivencia y la solidaridad, para el ejercicio de sus ambiciones.
Título:
Territorios 2
Volumen:
2
Editorial:
El Buho
Idioma:
Español
País:
Ecuador
Año:
2016
Edición:
1
Autores:
CONGOPE