La pandemia del COVID-19 tomó al mundo entero por sorpresa. Nadie pensó que el virus que estaba afectando a un país del continente asiático, se propagaría rápidamente a distintos países de Europa y, en menos de tres meses, a toda América. Han sido días difíciles, en todos los aspectos que se pueda imaginar, pero esta situación ha permitido también que muchos de nosotros
nos reencontremos con nuestras familias, con nuestros padres o con nuestras compañeras de vida, con nuestros hijos, incluso con nosotros mismos. Nos hemos reordenado para trabajar de un modo que en otras circunstancias se pensaría imposible, y aprendimos también a continuar con el trabajo que requiere nuestra presencia física, incorporando hábitos simples pero rigurosos de los que depende nuestra seguridad y la de las personas que nos rodean. La pandemia nos permitió descubrir cuán capaces somos de adaptarnos a los cambios y cuán sensibles podemos ser al cuidar a los que amamos, cuidándonos a nosotros mismos. Mucho ha pasado en el mundo debido a la pandemia, aspectos positivos y también negativos que nos hacen replantearnos completamente las verdades en las que hemos creído durante toda la vida.
No obstante, muchas otras cosas no han cambiado, y aunque resulte lamentable o incluso risible, los males que nos aquejaban antes de la pandemia, lejos de ser superados, se repiten, se intensifican y desbordan. Hablo de los ataques a las instituciones públicas, de los supuestos actos de corrupción que denuncian los medios de comunicación ante la opinión pública para luego descubrir que no ha sido como afirmaron, y sin embargo no decir nada al respecto, dejando en el imaginario de la ciudadanía la falsa certeza de que las instituciones públicas robaron y se aprovecharon de la crisis sanitaria.
En este momento de la historia de la humanidad, varios aspectos merecen ser analizados. Varios problemas sociales merecen ser revisados, cuestionados, replanteados, debatidos y superados. Es por ello que, desde el espacio en que cada uno de nosotros nos desenvolvemos, vamos a poner sobre la mesa aquellos aspectos que nos compete tratar. Y en mi caso, como presidente del Consorcio de Gobiernos Autónomos Provinciales del Ecuador –CONGOPE, y como autoridad del Gobierno Provincial de Imbabura, me corresponde invitarlos a revisar algunos elementos de análisis relacionados con la administración pública, la burocracia, la administración territorial, la gestión descentralizada, las políticas públicas y la territorialización.
Muchos pensarán que en estos momentos de grave crisis sanitaria, social, económica y, por qué no decirlo, también ética, hablar de estos temas no sea prioritario, sin embargo, precisamente porque estamos atravesando esta dura situación resulta, quizás no urgente, pero sí importante considerar qué pasa con la administración pública, cuán conveniente es para el bienestar de todo
el país que ésta sea fortalecida o, como muchos anhelan, eliminada.
Gobiernos Locales Sostenibles y la Administración Pública pretende reposicionar a la administración pública como ciencia y como arte de la gestión del Estado, como herramienta fundamental que necesita ser desarrollada en el ámbito territorial. En ella se esgrimen argumentos de defensa a los operadores de la gestión pública, se cuestionan aquellos otros que señalan al gasto público como el origen de todos los males, y esboza una proyección de la administración pública en lo local como la permanente búsqueda del desarrollo.
Hay mucho sobre lo cual el país necesita discutir para salir adelante, con el menor número de daños posible. Este libro busca aportar a ese propósito. Cuestiona las verdades que algunos sectores declaran como irrefutables, y reprocha el uso conveniente que hacen de la administración pública sin considerar si aquello beneficia o perjudica a la mayoría.
Por todo ello el CONGOPE considera fundamental aportar con elementos de análisis que provean a la ciudadanía de fundamentos sólidos con los cuales discernir qué hay detrás de los cuestionamientos a la administración pública, y logre identificar o detectar cuándo en esas críticas existen intereses ajenos al bienestar ciudadano y al desarrollo del país.
Espero que este libro genere distintas reacciones, que despierte dudas y también dé certezas a los ecuatorianos, y con esos elementos seamos capaces de continuar con el fortalecimiento de los procesos institucionales de los Gobiernos Provinciales para la efectiva atención de la población en territorio.
Pablo Jurado Moreno
PRESIDENTE CONGOPE