Cuando el mundo empezó a conmocionarse debido a la veloz propagación de un virus antes desconocido, y todos en el Ecuador nos vimos también obligados al confinamiento, nos encontramos enfrentados a varios desafíos: ajustamos nuestra forma de trabajo para que las responsabilidades que asumimos se sigan cumpliendo a cabalidad; buscamos por todos los medios posibles optimizar los recursos para, sin dejar de hacer lo que nos corresponde, apoyar a la población más vulnerable para quien la pandemia no solo afectó su salud, sino también su estabilidad emocional, familiar, laboral, económica, educativa y alimentaria; incluso nos vimos abocados a proveer a las casas de salud los insumos y equipos necesarios para que el personal médico pueda atender a los contagiados sin exponerse al virus, y los pacientes críticos tengan mayores posibilidades de salvar sus vidas a través de la asistencia de respiradores.

Los cambios, en todos los aspectos, fueron rápidos y necesarios. Y en este proceso, los Prefectos, quienes asumimos una responsabilidad ante el país, quienes recibimos la confianza de la ciudadanía en territorio, debimos actuar oportunamente para que la propagación del virus sea controlada, y sus daños alcancen niveles manejables. Sin embargo, en medio de la crisis sanitaria que cobró la vida de miles de ecuatorianos, las prefecturas debimos enfrentarnos además a otra situación crítica: allanamientos y acusaciones de corrupción basadas en especulaciones que afectaron seriamente la imagen institucional de los gobiernos provinciales, y mancharon la honra y buen nombre de sus autoridades.

Esos presuntos actos de corrupción, hasta la fecha no han sido comprobados, sin embargo en el imaginario de los ciudadanos las prefecturas han quedado estigmatizadas, y el trabajo para recuperar la confianza de la población será arduo. Ahora, pasados los meses, podemos considerar que todo pudo tratarse de una estrategia para desviar la atención de lo que ciertamente estaba pasando en el sistema sanitario del país, y de las decisiones político económicas que se estaban tomando en medio de la pandemia.

En este contexto, el CONGOPE vio la necesidad de dotar a las autoridades provinciales y sus equipos de comunicación de herramientas que les permitan responder de manera honesta y adecuada a este problema. Fue así que en el mes de mayo arrancó la Jornada de formación virtual de Gestión de Crisis y Comunicación Política, donde ocho expertos nacionales e internacionales fueron invitados a compartir sus experiencias y conocimientos sobre esta temática.

La comunicación es la otra cara de la acción de gobierno, sin embargo, saber comunicar es una de las grandes debilidades que tenemos las instituciones. Quienes hacemos gestión pública comprendemos que es fundamental darle a la comunicación política el valor que tiene, y saber utilizarla por el bien de la institución, de la gestión que desarrollamos, y de los ciudadanos a quienes nos debemos. En estos tiempos de pandemia y de crisis generalizada, resulta imprescindible que sepamos con certeza qué debemos informar, cuándo y cómo hacerlo, y para ello es fundamental, también, saber construir una estrategia donde la transparencia y la participación ciudadana sean claves.

Durante 3 semanas, Mario Riorda, Decio Machado, Alfredo Dávalos, Javier Sánchez Galicia, Alfonso Pérez, Tatiana Larrea, José Fernández Ardáiz, y Wilson Merino, expusieron sus experiencias, dieron recomendaciones, y también señalaron focos de atención sobre los cuales las autoridades de los gobiernos provinciales, y de todas las instituciones públicas en general, deberíamos trabajar para responder adecuadamente a todos los efectos que la crisis sanitaria y la revolución digital han provocado en distintos ámbitos de la política pública.

La recepción que tuvieron estas jornadas de formación virtual fue muy positiva, y despertó el interés tanto de la clase política, como de periodistas y académicos. Es por ello que con esta edición de nuestra revista TERRITORIOS quisimos responder a los constantes pedidos que nos hicieron llegar para que el contenido de las ocho conferencias se transforme en un material de lectura al que puedan recurrir en cualquier momento.

La gestión política post pandemia será compleja, y probablemente las prefecturas deberemos enfrentar nuevas crisis por acusaciones infundadas, sin embargo, tal como dijo uno de los conferencistas: en el marco de la comunicación, la disputa política es una disputa por el sentido de las cosas, y si bien los corruptos son pocos, resulta que estos hacen mucho ruido y muchas veces han tenido mejor comunicación que nosotros.

Sobre eso deberemos trabajar.

Pablo Jurado Moreno
PRESIDENTE CONGOPE