ORGANIZADORES Y PARTNERS

  • Consorcio de Gobiernos Autónomos Provinciales del Ecuador (CONGOPE)
  • Gobierno Autónomo Descentralizado del Carchi
  • CIFAL ECUADOR/UNITAR
  • CGLU – FORO DE REGIONES
  • Cancillería del Ecuador

ANTECEDENTES

Durante los últimos años, los gobiernos y los Organismos Internacionales han subrayado la importancia de dar prioridad a la problemática de género en la planificación de políticas y estrategias de desarrollo. De esta forma, las últimas Conferencias internacionales han definido objetivos y mecanismos específicos en las áreas de desarrollo sostenible y cooperación internacional. Así también, de ha propuesto a nivel internacional metas y tácticas para asegurar la igualdad entre hombres y mujeres en materia de distribución de recursos y acceso a las oportunidades de la vida económica y social. Igualmente, se ha llegado a un consenso acerca del vínculo fundamental existente entre la temática de género y el desarrollo.

A la par, cada 12 de septiembre se celebra el Día Internacional de las Naciones Unidades de la Cooperación Sur-Sur. La Cooperación Sur-Sur es una alternativa válida a la cooperación tradicional y hoy es una estrategia de fortalecimiento regional y local, que parte de reconocer las fortalezas de cada Estado y la similitud de sus problemas, para así poder compartir con otras naciones sus mejores prácticas de desarrollo, de esta manera, propone formas horizontales para relacionarse, basadas en el respeto y la soberanía.

En este marco, el Gobierno Autónomo Provincial del Carchi, en conjunto con el Consorcio deGobiernos Provinciales del Ecuador (CONGOPE), El Programa de las Naciones Unidas CIFAL Ecuador, UNITAR y el Foro de Regiones de CGLU, se encuentran organizando una serie de intervenciones temáticas, a las cuales se las ha denominado como: “Foro Internacional de Cooperación Para El Desarrollo Territorial. Retos, oportunidades y demandas de los territorios post-COVID -19 “. En este sentido, la temática de género ha sido considerado dentro de esta propuesta por su relevancia a nivel local, regional e internacional.

Este encuentro tiene como objetivo fortalecer las capacidades de los participantes públicos y privados para promover la articulación, implementación, generación y cooperación de propuestas que permitan el desarrollo de los territorios considerando los nuevos parámetros que se han establecido por la pandemia del COVI-19, en este caso, con perspectiva de género. Cabe destacar que, este eje temático abre la serie de sesiones en torno a este Foro Internacional.

Objetivo general:

Fortalecer las capacidades de los participantes públicos y privados para promover la cooperación, articulación, implementación y generación de propuestas que permitan el desarrollo de los territorios, considerando los nuevos parámetros que se han establecido tras la pandemia del COVI-19, en cuanto a hacer frente a los en cuanto al eje temático de género.

Objetivos específicos:

  1. Promover el desarrollo del territorio con perspectiva de género mediante cooperación internacional pensando en un escenario post COVID-19.
  2. Fortalecer las capacidades locales mediante el intercambio de experiencias de buenas prácticas en el enfoque de género dadas tanto a nivel internacional como doméstico.
  3. Establecer líneas de acción desde los Gobiernos Locales Provinciales para mitigar la problemática de violencia de género en el territorio.
  4. Definir acciones para modificar las problemáticas priorizadas, teniendo como horizonte el cumplimiento del ODS5: “Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas”.

Problemática:

El enfoque de género considera las diferentes oportunidades que tienen los hombres y las mujeres, las interrelaciones existentes entre ellos y los distintos papeles que socialmente se les asignan. Todas estas cuestiones influyen en el logro de las metas, las políticas y los planes de los organismos nacionales e internacionales, y, por lo tanto, repercuten en el proceso de desarrollo de la sociedad. El género se relaciona con todos los aspectos de la vida económica, social, cotidiana y privada de los individuos determinando características y funciones dependiendo del sexo o de la percepción que la sociedad tiene de él.

Dentro de este gran paraguas, la violencia de género es una de las problemáticas que más preocupa. La violencia de género supone una manifestación de extrema de desigualdad y del sometimiento que viven las mujeres en el mundo, lo cual representa una violación sistemática a los derechos humanos que estas poseen. Por su parte, la violencia contra las mujeres es definida por las Naciones Unidas como “todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino”, por lo tanto, es un delito y un grave problema de salud pública. En otras palabras, es cualquier acto de coerción o coacción ejercido intencionalmente para dañar y lastimar a las mujeres y, a la vez, se convierte en un instrumento usado para mantenerlas en un lugar subordinado.

La problemática se origina en relaciones de poder desiguales entre hombres y mujeres, construidas socioculturalmente y sustentadas en la creencia generalizada de la supremacía de lo masculino sobre lo femenino. La violencia hacia las mujeres es entonces una manifestación de la discriminación y, a la vez, un mecanismo de control, que impide el goce de derechos y libertades en igualdad de condiciones y con equidad, por tal sentido, este se ha convertido en una temática compleja y controversial en el Sistema Internacional que demanda el esfuerzo multinivel poder contrarrestarlo.

La violencia de género ocasiona impactos multidimensionales graves que afectan a la sociedad en su conjunto, a las instituciones que las componen (familia, empresa, instituciones, comunidades, etc.) y a las personas individualmente (víctimas, hijos/as, vecinos/as, compañeros/ as de trabajo, empleadores/as, etc.). Estos impactos se los encuentra principalmente en los campos de la salud, la educación, el trabajo, la seguridad, los valores y los Derechos Humanos. Por todo ello, esta problemática es considerada como un obstáculo para el desarrollo socio-económico y de una cultura de paz en donde primen los Derechos Humanos; por tal sentido, merece ser debatido y tomar una postura firme frente a ello.

Lamentablemente, la crisis ocasionada por la pandemia por COVID-19, ha agudizado profundamente esta problemática. Por tal sentido, se requiere sin duda aumentar la inversión en la prevención de la violencia contra las mujeres y niñas durante la crisis, en la fase de recuperación, así también, resulta vital tener una mirada post-pandemia para evitar rezagos e impactos devastadores en las mujeres, niñas y niños y en la sociedad en su conjunto. Si no se invierte en la prevención primaria y la atención de la violencia en el confinamiento o bajo la llamada “nueva normalidad” (cuando se empiece a recuperar la movilidad y se apliquen las diferentes estrategias de salidas del confinamiento escalado o no) el impacto en la vida de las mujeres, niñas y niños y los costos se incrementarán. Por tal sentido este foro en torno al eje temático de género, apuntala a analizar sobre estos señalamientos generales.

Es importante señalar que, el estudio realizado por ONU Mujeres, evidencia datos alarmantes en cuanto al aumento de brechas de género durante el proceso de la pandemia COVID-19. En resumidas cuentas, antes de la emergencia sanitaria, un 10% de mujeres dijo estar sin trabajo, ahora es el 45%. La mayoría de quienes dejaron de laborar era de estratos de bajo ingreso, en edad joven (17 a 25 años) y con trabajos ocasionales, informales o por cuenta propia. La mayor parte de las jóvenes que trabajan por cuenta propia no han podido abrir sus negocios. Por otro lado, 48 de cada 100 que laboran en relación de dependencia fueron suspendidas temporalmente o separadas definitivamente de su lugar de trabajo.

El 76% de mujeres afirmó que el trabajo de cuidado en el hogar no solo que se mantuvo, sino que aumentó durante la emergencia sanitaria; ese incremento se observa en todos los estratos económicos: alto, medio y bajo. La mayor carga aumentó por el cierre de centros educativos, lo cual supuso ir a la teleeducación. De hecho, 56 de cada 100 chicas dijo que se dedica, sola, al apoyo de tareas escolares de sus hijos. Este mayor impacto de la crisis se explica porque esa población ya enfrentaba una situación difícil desde antes. Así, el 57% del segmento no accedía a seguridad social y el 87% de mujeres indígenas no contaba con servicios de salud. Ellas dedicaban ya antes un 70% de su tiempo a tareas del hogar, tres veces más que los hombres.

Ante esta problemática multidimensional agudizada a raíz de la pandemia COVID-19, se ha visto fundamental, potenciar diálogos como este, conjuntamente campañas públicas y medidas eficaces de tolerancia cero hacia los perpetradores de violencia, asegurar que los servicios policiales y judiciales prioricen la atención y sanción de la violencia. Finalmente, es clave involucrar a la comunidad en su conjunto a unirse contra la violencia de género como parte de las decisiones de gestión de la crisis sanitaria y económica, y el diseño de incentivos que de cara a la futura reactivación post COVID-19, será importante asegurar que haya una inversión adecuada en la prevención y atención de la violencia contra las mujeres, en los servicios esenciales, los servicios de apoyo brindados por la sociedad civil y las iniciativas de prevención durante la pandemia y en la fase de recuperación.

Transmisión En Vivo a través de Facebook Live